sábado, 6 de marzo de 2010

Los unos y los otros del terremoto

Aunque hoy día la asignatura de “Historia y Geografía” a cambiado su nombre a “Historia y Ciencias Sociales”, todavía la geografía forma parte de la asignatura y deben enseñarla los mismos profesores. ¿Se trata la geografía a diferencia de la Historia de una disciplina que no permite las subjetividades? ¿Algo así como las matemáticas donde 2 + 2 = 4 para moros y cristianos? La verdad es que en parte si y en parte no. Sin embargo si nos concentramos en la subdisciplina de la geología que esta muy de moda estos días por el tremendo remecimiento de tierra que nos afectó.
Pero aunque todo esto de la tectónica de placas es algo que no da lugar a diferencias ideológicas, éstas si se notan a la hora de analizar el actuar de los varios protagonistas y antagonistas de esta tragedia.
La primera diferencia la notamos en el proceder de las autoridades civiles y las Fuerzas Armadas, ya que, dependiendo de la trinchera de cada cual alaba el actuar, critica los errores y omite, minimiza o desvía hacia otro lado los desaciertos de sus respectivos protegidos o blancos de sus ataques. Unos critican el lento y torpe actuar de la autoridad civil, mientras los otros critican la información o mas bien la desinformación por parte de la Armada, al tiempo que muestran reticencia o de plano rechazan enérgicamente el llamado del Ejército, mientras, los demás se enorgullecen de aquellos hombres con casco vestidos de verde y, quizás, no faltan los que con ello añoran tiempos no muy antiguos.
Otro gran protagonista es el mundo de las empresas, el de los supermercados y farmacias que debieron haber entregado sus productos según unos y que estuvo bien que esperaran tener en línea las cajas registradoras para lucrar con dichos productos según los otros. Pero también se encuentran las otras empresas cuyos nombres resuenan cada vez con mayor fuerza: el de las empresas constructoras. Aquí llegamos a un terreno donde muy pocos las defienden ante la destrucción de edificios recién construidos, pero este consenso general inicial dará lugar a las diferencias entre quienes quieren culpar a los ingenieros o a los empresarios, a quienes pagaron las coimas o a quienes las recibieron, como tampoco estarán los que dirán que los sobornos jamás existieron.
Nuestro último gran protagonista es el pueblo. Aquella entidad abstracta que nadie sabe exactamente que es ¿es el lumpen que saquea supermercados o son los vecinos que se organizan? ¿Es el flaite que se va con un plasma al hombro o la mujer que recoge harina entre vidrios rotos? Sin duda alguna que la respuesta que se de a estas interrogantes dependerán también de la posición de cada uno y las conclusiones de dichas respuestas serán las que determinen el curso a seguir, no sólo ante el terremoto que nos afectó, sino ante todo el futuro.

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